Halloween puede ser tiempo de sustos, pero en el entorno de trabajo los verdaderos riesgos no provienen de fantasmas ni conjuros. La seguridad laboral no es una cuestión de suerte: es prevención, protección, formación y responsabilidad.
Por eso, en estas fechas en las que todo el mundo habla de disfraces, queremos recordarte que el mejor “traje” es un buen Equipo de Protección Individual (EPI).
Qué es realmente un EPI
De acuerdo con el Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, se considera EPI “cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el/la trabajador/a para que le proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud en el trabajo”, incluidos los complementos o accesorios que contribuyan a este fin.
Este decreto, junto con el Reglamento (UE) 2016/425 del Parlamento Europeo y del Consejo, establece las disposiciones que regulan el diseño, la fabricación y la comercialización de los EPI en el ámbito de la Unión Europea. Ambos textos garantizan que los productos cumplan los estándares de seguridad exigidos y cuenten con el marcado CE que certifica su conformidad.
Los Equipos de Protección Individual son, por lo tanto, la primera barrera frente a los riesgos laborales. Su correcta selección y uso pueden marcar la diferencia entre un simple incidente y un accidente grave. Pero antes de elegirlos, es fundamental analizar el tipo de tarea que se va a realizar, los riesgos asociados al entorno y las características de la persona trabajadora.
A continuación, repasamos los principales tipos de protección laboral, las normas actualizadas que los regulan y su importancia en la seguridad diaria de los/as operarios/as.
Ropa laboral y de alta visibilidad: haz que te vean
La ropa laboral técnica protege frente a riesgos térmicos, químicos o meteorológicos, sin renunciar a la comodidad y a la libertad de movimientos. Por su parte, la ropa de alta visibilidad resulta indispensable en entornos con tráfico o poca iluminación. Los tejidos fluorescentes y las bandas reflectantes no son decoración: salvan vidas, reduciendo el riesgo de atropellos o accidentes.
Con la llegada del frío y la lluvia, aprovecha para revisar tu vestuario y renovar las prendas que ya no garantizan protección frente a las bajas temperaturas o la humedad. Si quieres saber más sobre cómo elegirla, en este artículo te lo contamos todo.
Calzado de seguridad: cada paso cuenta
El calzado de seguridad evita o minimiza posibles lesiones por impactos, perforaciones o resbalones. La norma EN ISO 20345:2021 clasifica los modelos (S1, S2, S3, etc.) según sus prestaciones y nivel de protección. Un buen zapato o bota de seguridad no solo protege: mejora la postura, la estabilidad y el confort durante toda la jornada.
En este post encontrarás más información sobre los diferentes tipos de zapatos y botas de seguridad existentes, su clasificación y las claves para elegirlos correctamente.
Protección para la cabeza: el casco, tu mejor aliado
En sectores como la construcción o la minería, los cascos y las gorras con tejidos especiales son una barrera esencial. Las normas EN 397 y EN 14052 regulan sus características, desde la resistencia a impacto y la ergonomía hasta el aislamiento eléctrico.
En general, los cascos de protección deben estar equipados con casquete, ala, arnés, banda de cabeza y banda de nuca. Eso sí: es necesario revisar periódicamente el estado del arnés y las bandas internas, ya que llevar un casco en mal estado puede ser tan inútil como no llevarlo.
Protección auditiva: el ruido también deja huella
El exceso de ruido es un enemigo silencioso. Las orejeras y tapones auditivos reducen la exposición a niveles peligrosos, evitando daños irreversibles. Si al final de la jornada oyes zumbidos, es hora de revisar tu protección auditiva.
Protección ocular y facial: cuida tu vista
Las gafas de seguridad y pantallas faciales previenen lesiones por impactos, chispas, polvo o salpicaduras químicas. No todos los modelos sirven para todo: hay versiones con filtros UV, tratamientos antivaho o resistencia a impactos para condiciones de alta exigencia.
Recuerda: un solo descuido puede dejar una secuela permanente.
Protección respiratoria: aire limpio, pulmones sanos
Los contaminantes invisibles, como polvo, gases o vapores, pueden ser tan peligrosos como los riesgos visibles. Las mascarillas FFP y semimáscaras con filtros intercambiables evitan la inhalación de partículas nocivas. Elegir correctamente el nivel de filtración según la exposición es esencial para una respiración segura.
Protección de manos y brazos: protege tu mejor herramienta
Los guantes de seguridad protegen frente a cortes, abrasiones, calor o productos químicos. Selecciona el material según la tarea: no es lo mismo manipular metal que productos corrosivos. Un guante mal elegido puede aumentar el riesgo en lugar de reducirlo.
Protección en altura: seguridad por todo lo alto
Las caídas en altura continúan siendo una de las principales causas de accidentes laborales graves. Los arneses, líneas de vida y sistemas anticaídas son elementos esenciales que salvan muchas vidas. Según el tipo de trabajo, pueden emplearse sistemas de retención, posicionamiento o anticaída.
La prevención no da miedo
Lo decimos siempre: la seguridad laboral no depende del azar ni de la buena suerte, sino de la formación, la prevención y el uso adecuado de los equipos de protección. Por eso, este Halloween, y durante todo el año, te recordamos que te protejas adecuadamente y revises tus equipos, asegurándote de que cumplen la normativa vigente. Además, del 31 de octubre al 9 de noviembre, podrás disfrutar de condiciones especiales en la compra de vestuario, calzado y equipos de protección laboral en nuestra tienda online.
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